EL LORO INTELIGENTE
Había una vez, en un parque de atracciones un loro muy inteligente.
El animal sabía de todo, algunas de esas cosas eran estas: sumar, restar, multiplicar etc. La gente decía que sabía seguir conversaciones con mucha ocurrencia. Pero tenía un defecto que no podía controlar, que era que cada vez que veía a alguien pelirrojo, le insultaba.
Una vez, una señora le dio con el bolso porque su hijo tenia el pelo rojo y el ave le insultó llamándole gilipollas y como empezó a llorar el chico, la señora le intentó quitar algunas plumas al pobre pájaro para que sintiera lo mismo que el niño, a ver lo que hacía. En ese momento, el que desplumaron o intentaron desplumarle, le dio un picotazo en la mano y esta llamó a la ambulancia porque le hizo una herida y no sabía si era grave o no.
Se montó un jaleo tan grande que la policía tuvo que intervenir. Los médicos le dijeron que como solo había sido un picotazo pequeño tendría que estar con una tirita en la mano hasta que la llamaran para quitárselo. El joven pelirrojo entonces le preguntó a su madre que le dijeron, pero ella no le contestó nada.
Hasta un día, en el que ya le habían quitado la tirita y todo lo que había pasado estaba del todo olvidado, por lo menos para la mujer, el niño le preguntó otra vez lo que le dijeron, ella le respondió que solo tenía que llevar la tirita puesta hasta que la llamaran para quitárselo y que así había sido.
El loro ya estaba curado también y volvió a lo que mejor se le daba hacer, pensar y entretener al público que lo esperaba. En ese mismo instante el loro le vio a la señora y ésta a él, pero no hicieron ni movimiento porque los dos se acordaron del suceso y se quedaron como paralizados sin poder mover ni un músculo hasta el comienzo de la actuación. Pasaron horas y horas hasta darse cuenta que habían cometido un error ya que el loro no podía controlar lo que hacía, montando la pelea hace mucho.
Cuando todo acabó el loro y la señora empezaron a hablar hasta el punto en el que el loro le contó lo que le pasaba y que lo que hacía no era por diversión ni maldad, era por su problema y la señora a la que le había picado en la mano le dijo que le comprendía, que hace mucho ella tenía un problema incontrolable también y se hicieron amigos.
Después de unos años, los dos se querían y pensaron en vivir juntos y en ese mismo momento ella fue donde los propietarios y les dijo que quería adoptar al inteligente loro y ellos le contestaron que si y ella feliz se fue a su casa con el loro y vivieron felices hasta el final de sus vidas.
FIN- Anton Zamalloa